Tener la razón y que te la den
Muchas personas han experimentado que el derecho y la justicia no tienen nada que ver. Esto parece ser cierto en todas partes. Pero en estos días en Cuba se puede asegurar que Justicia, definitivamente, ha emigrado. Allí ha de aplicarse el aforismo "tener razón y que no te la den" o "no tener razón y casi que te la den".
Hace meses, un conocido músico de La Habana cercano al régimen fue acusado de abusos sexuales y violación por decenas de mujeres. Los medios de comunicación independientes cubanos hablaron incluso, refiriéndose a estas denuncias, de un Me Too cubano. Gracias a los testimonios públicos de muchas personas, cada vez salieron a la luz más mujeres que habían experimentado cosas similares al caer en la trampa del destacado delincuente sexual.
La gente se sorprendió de que al hombre -que siempre subrayó su existencia al servicio de la revolución- se le permitiera seguir realizando sus actividades y continuara gritando consignas incalificables al público desde su escenario. Hace unos días, se supo que el patológico delincuente sexual había estado esperando tranquilamente su juicio mientras continuaba con su vida cotidiana. Porque la semana pasada fue el día y finalmente fue declarado culpable de abusar sexualmente por lo menos a 30 mujeres y niñas menores de edad. Su sentencia: cinco años de arresto domiciliario.
La opinión pública cubana está indignada. Yo también.
Mientras tanto, más de mil personas se encuentran en las cárceles cubanas por razones políticas, incluyendo menores de edad. La mayoría de ellas estaba esperando su juicio en prisión preventiva, de forma arbitraria y sin base legal. ¿Su delito? A lo sumo, dañar propiedad en el contexto de las protestas del 11 de julio de 2021. Pero sobre todo ejercer el legítimo derecho humano a la libertad de expresión, clamando en las calles libertad y el fin del sistema. Se les condenó a penas de hasta 25 años.
Está, por ejemplo, el caso de la activista Diasniurka Salcedo, condenada a ocho años de prisión por "profanación de símbolos patrios" e "incitación a delinquir". Ella había expuesto directa y públicamente al instalado (no elegido) presidente Díaz-Canel . También se le encontró en su casa una bandera cubana con el lema Patria y vida.
Hace unos días recibí la foto que adorna este artículo. Muestra una plaza en Santiago de Cuba. Podría llamarse "Plaza de la Revolución", pero no lo sé. En la plaza hay dos mástiles para sus respectivas banderas, una de ellas seguramente para la bandera cubana. Supongo que estas banderas, que suelen ondear orgullosas y ahora cuelgan sin fuerza son incapaces de mostrarse en todo su esplendor, por vergüenza. Prefieren fotografiarse así bajo la gran nube del pedacito de cielo judicial cubano.
Tener razón y que no te la den. No tener razón y casi que te la den.
Nat Neumann, octubre del 2022
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