¿Potencia médica?
Hoy me he horrorizado al ver una foto que muestra prácticamente los riñones de un amigo de una amiga, por así decirlo. No sé cómo son esas máquinas de diálisis en el mundo desarrollado, porque no me queda claro si esas fotos de internet que muestran máquinas modernas, limpias y funcionales se corresponden con la realidad. La realidad, la realidad cubana, la conozco. La realidad de un país que en su día se enorgullecía de ser una potencia médica. La realidad de un país en el que la atención médica y la medicina eran (y teóricamente son) gratuitas. La de un país que siempre ha exportado y sigue exportando médicos.
El amigo de mi amiga era un enfermo crónico, sus riñones no funcionaban, por lo que tenía que estar conectado regularmente a una máquina de diálisis. Cuando confió su vida a dicha máquina -y a los médicos- por última vez, ella, mi amiga, le visitó en el hospital. Estaba horrorizada por el estado de esta máquina, que debía prolongar la vida de su amigo. Un tiempo antes, tenían un riñón para él de un donante, pero el trasplante tuvo que posponerse porque durante las pruebas preliminares en el hospital se había contagiado de un virus. Cuando se curó de esta infección, ya era demasiado mayor para el trasplante, le dijeron. En ese momento tenía 65 años.
Mi amiga ya había tenido experiencia en hospitales de la Potencia médica. Su sobrino tuvo que ser operado hace unos años. No podía creer que en un hospital cubano los pacientes tuvieran que permanecer en condiciones tan poco higiénicas. Nunca había visto unos baños así, en los que las bacterias y los virus se sentían ciertamente como en casa; las heces se pegaban a las tazas de los inodoros como si fueran dibujos en una taza de té de porcelana; no había papel higiénico; había un cubo bajo el lavabo para recoger las aguas residuales porque el desagüe tenía fugas; el yeso se había caído de las paredes y lo que quedaba era, por los años de suciedad y falta de reparación, antiestético. Afortunadamente, los padres del joven paciente habían traído una sábana para su hijo enfermo, porque las propias sábanas del hospital parecían no haber sido lavadas durante mucho tiempo, como se podía ver en las camas de otros pacientes. El suelo de la habitación también necesitaba una limpieza a fondo, así que recurrieron al personal del hospital para que les diera herramientas de limpieza. Lo primero que obtuvieron fue la respuesta impertinente de una trabajadora del hospital que no entendía qué querían con una escoba. No fue fácil convencer a la mujer de que los padres querían que su hijo estuviera en una habitación de hospital bajo las normas mínimas de higiene.
Si buscas en Internet hoy en día, verás que estos dos casos no eran excepciones. Cuba no es ahora una potencia médica, sino una potencia en términos de construcción de hoteles y equipamiento de los órganos de represión. Por la exportación de sus médicos, el Estado cubano recauda cuantiosas sumas, de las que, por cierto, los médicos mismos ven menos que nada. Sin embargo, estos ingresos no se invierten en el maltrecho sistema sanitario, sino en el sector turístico -con la construcción de innumerables hoteles nuevos- y en las infraestructuras policiales y militares.
Aumentan los gritos de las madres que no pueden conseguir ayuda para sus hijos en los hospitales y de los médicos que no saben cómo proporcionar esta ayuda porque no tienen medios. Las fotos publicadas por los pacientes y sus familiares en Internet confirman lo que mi amiga me contaba sobre el estado de los hospitales cubanos y de la una vez alabada salud pública cubana. Historias desgarradoras de conocidos, cuyos seres queridos murieron por falta de medicamentos u oxígeno. Fotos de estanterías vacías en las farmacias. Relatos de que los medicamentos sólo pueden obtenerse en el mercado negro. Fotos de cómo viejos carretones tirados por caballos se convierten en calesas para transportar a los enfermos, de personas tumbadas en ellos, dando la impresión de que se les lleva a su propio funeral, como en la Edad Media. O cómo se "reciclan" viejas cajas de cartón y cartones como sustituto de la escayola para tratar fracturas .
Y por otro lado, las imágenes de las calles llenas de modernos vehículos policiales cuando el pueblo sale a la calle a exigir sus derechos, y de gigantescos hoteles que se siguen construyendo y crecen sin cesar hacia el cielo.
Todavía hay gente que cree que países como Alemania pueden tomar como ejemplo sistemas como el cubano para su sanidad. Evidentemente, deben haberse quedado dormidos cuando el sistema sanitario cubano era presentable. O bien, pertenecen a la esfera de influencia de la élite cubana sin conocer lo que el sistema de salud ofrece a la gran mayoría. O pueden permitirse sobornar a los médicos o pagar por el tratamiento en uno de los modernos y bien equipados hospitales para extranjeros.
Y todavía hay gente que cree que el colapso del sistema sanitario en Cuba se debe al embargo estadounidense. Mientras se pueda invertir en hoteles y represión, este argumento es obsoleto.
Cuba, potencia médica?
Nat Neumann, octubre del 2022
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