Déjá vu
La representación de la realidad en algunas fotos es engañosa; se ven calles vacías, como si la gente estuviera tan contenta entre sus cuatro paredes que sólo quisiera quedarse allí. Otras -que han salido al exterior a pesar de que el gobierno apagó el Internet en todo el país- muestran la realidad: la gente en Cuba está de nuevo en la calle. En muchos lugares, especialmente en La Habana y sus alrededores, la gente ha salido a la calle para exigir sus derechos. Se les ve y se les oye gritar por Libertad. Se enfrentan sin miedo a una fuerza policial que les amenaza de forma agresiva y arrogante. Algunos de ellos se rindieron ante la intrepidez del pueblo y dieron marcha atrás, no sin lanzar una última amenaza hacia los manifestantes. Otros, obviamente, no se atrevieron a romper la cadena humana que los manifestantes formaron para impedir el avance de las fuerzas represivas. En las fotos vi a muchas mujeres de la mano bloqueando calles, pero también a niños construyendo afanosamente -aparentemente inútiles- bloqueos con pequeñas y grandes ramas de árboles, como si se estuvieran preparando para algún juego callejero. También vi cómo el presidente instalado (no electo) Díaz-Canel visitó un barrio, pero el vecindario lo obligó, con gritos e insultos, a seguir su camino. Por ello, algunos creen en el fin inminente de la dictadura y en una Cuba libre y próspera para todos los cubanos.
Pero otras imágenes me recuerdan a Chile en septiembre de 1973. Cuando eso tenía yo 11 años. Sufrimos con el pueblo chileno. Los militares habían dado un golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973, después de que Salvador Allende había sido elegido democráticamente presidente. Los medios de comunicación en Cuba estaban en manos del Estado socialista, por lo que durante esos días teníamos las imágenes delante de nuestros ojos todo el tiempo: calles enteras llenas de soldados y vehículos militares. Estábamos horrorizados. Igual que hoy estoy -de nuevo- horrorizada. Me acordé de Chile en septiembre de 1973, cuando vi muchas calles vacías en Cuba, en realidad sólo casi vacías, sin que apenas se viera gente, sino innumerables camiones militares, alineados en hileras, amenazantes, o numerosos vehículos civiles de la policía, blancos y de aspecto inofensivo, prácticamente enmarcados por oficiales de la llamada Policía Nacional Revolucionaria, como si esperaran el mando de Díaz-Canel, el mismo mando del 2021. Hace casi 15 meses, en el contexto de las protestas del 11 de julio de 2021, dio la orden de combatir al pueblo que exigía sus derechos: La orden de combate está dada.
También vi fotos de innumerables soldados con sus equipos de combate. En particular, las tomas en las que se ven sus cabezas protegidas por cascos me recordaron a Chile en septiembre de 1973. Seguramente hay ya, o habrá, imágenes que muestran la llegada de los autobuses de los que bajan las "fuerzas del orden" de Díaz-Canel, armadas con palos de madera y metal, las armas con las que atacarán a los manifestantes.
Un déjà vu puede durar desde un segundo hasta varios minutos. El mío aún persiste.
Nat Neumann, octubre del 2022
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